29 de abril de 2013

En la Gran Evasión....¡no olvide cambiarse de ropa!

En algún momento de la vida, normalmente adulta, se hace uso del legado de frases célebres. Una de ellas puede surgir espontáneamente cuando se intenta llegar a la pelota (y no se puede) en un partido de fútbol del equipo de la empresa:

- ¡Ya no soy el de antes! - dice el jugador con gesto de haber entregado todo....

Más allá de momentos puntuales como el anterior, la llamada del calendario lleva a algunos a darse cuenta de la necesidad real de cuidarse mucho más. Problemas para dormir, digestiones complicadas, respiración pesada, agotamiento permanente o, peor aún, algún susto médico, son quizás algunos de los motivos que llevan a cualquiera a intentar un cambio de hábitos o, en definitiva, un cambio de estilo en la vida personal. Comenzar por reconocer una realidad, así no sea de nuestro agrado, es el primer síntoma de aceptación de la necesidad de cambio, tanto para las personas como para las empresas.

El camino hacia una vida saludable suele comenzar por la necesidad apremiante de adelgazar. El ser humano es puro músculo, aunque no lo crea, pero la musculatura fue pasando al olvido con el apoyo entusiasta de una deficiente calidad alimenticia y de frases también célebres como la de:

- ¡¡¡ Correr es de cobardes!!!

Pero después de disponer de un diagnóstico claro, alguno de los primeros consejos serán mejorar los hábitos alimenticios y hacer ejercicio físico. No importa cual ejercicio. Correr, caminar, nadar, jugar fútbol con los amigos o subir escaleras en lugar de esperar el ascensor. Cualquier esfuerzo es bueno si se hace con asesoramiento adecuado. Hay cientos de documentos en internet que ayudan a este propósito con prudencia, con constancia y complementando el ejercicio constante con una alimentación ordenada. Es habitual comprobar, después de unas cuantas semanas, que la ropa comienza a quedarse grande de manera que la constancia, la voluntad de cambio y el propósito de mejora dan resultados. Inicialmente, con orgullo, ajustaremos el cinturón como señal de triunfo personal. El siguiente paso, más increíble todavía, será recuperar del armario ropa olvidada que era imposible usar. Y, si el exceso del que partía era mucho y la mejora continúa, el siguiente paso será renovar el vestuario.

En ese proceso la salud mejora y los músculos vuelven a reaparecer poco a poco. El aspecto físico es, por tanto, mucho mejor. Pero si sigue usando la misma ropa, tendrá una imagen descuidada, dado que pantalones, chaquetas y camisas le "bailaran" mostrando una cierta imagen de desorden y hasta cierto punto algo grotesca. Llegó entonces el momento del comentado cambio de vestuario. No porque quiera que los demás le vean bien (lo cual es comprensible), sino porque usted se sentirá mucho mejor vistiendo prendas que se adapten a su nueva y satisfactoria situación física.

La Gran Evasión es una película de 1963 y es un clásico protagonizado por Steve McQueen. La trama se desarrolla en un campo de concentración nazi, en el que prisioneros de guerra del bando de los aliados tratarán de evadirse. El plan se diseña con toda precisión y todos los pasos del mismo se van planificando cuidando los detalles con el objetivo de lograr la gran evasión. Uno de los puntos importantes era el vestuario que llevarían al salir al exterior....



En la fotografía puede ver su forma de vestir en el campo. Trajes militares. Es evidente que los prisioneros tenían que presentar un aspecto diferente cuando la fuga se materializase, con ropas adaptadas a la nueva situación, es decir, ropas de civil. Independientemente del éxito que tuvieron finalmente en su fuga (le adelanto que poco), si salían vestidos con las mismas ropas que utilizaban en su cautiverio, no habrían avanzado en ningún caso. 

Quizás en la empresa pasa algo bastante similar y es posible comenzar a reducir "grasa" innecesaria de la organización, logrando mejorar procesos obsoletos o incluso eliminarlos a través del análisis de los más mínimos detalles. De alguna manera, los músculos  de la organización volverán a ser protagonistas, se volverán activos de nuevo, estarán tonificados y nos permitirán por tanto un mejor desempeño. Y si llevamos a cabo todo un proceso de mejora de la salud de la empresa, también es necesario que la imagen que la empresa muestra al exterior sea consecuente con esa nueva situación. Ante todo porque todos los que trabajan en la organización se sentirán mejor en una empresa que muestre la realidad interna de la misma en sus formas y en su estilo.

También hay casos en los que el traje sienta bien, pero sin embargo encubre una realidad diferente. Me impresionó la lectura de "Desde el jardín" de Jerzy Kosinski. Quizás también conozca este libro a través de la versión cinematográfica protagonizada por Peter Sellers. Yo no he visto la película, pero el libro es impactante, de sencilla lectura y lo recomiendo ampliamente. El personaje central, Gardiner, es un jardinero que termina siendo objeto de admiración de forma increíble por parte de los medios de comunicación, la alta sociedad norteamericana, los políticos y los diplomáticos. Lo más increíble es que todo ello se da sin que él lo busque expresamente, casi sin hablar y apenas haciendo comentarios relativos a como él cuida su pequeño jardín. Es pues posible que sean los demás los que pongan a alguien un ropaje que no le corresponda y que tampoco se ajuste a la verdadera "forma física".

En la empresa es preciso adaptar las estructuras y el mensaje (externo e interno) a los procesos de cambio estratégicos y, de alguna manera, la cultura de la organización vendrá a ser el ropaje que cubra con elegancia las mejoras internas que se vayan consiguiendo. Si se consiguen mejoras pero las formas siguen siendo las mismas y algunos ejecutivos no consienten en reconocer que las cosas cambiaron, la sensación que genere la empresa será la de alguien que pareciera usar la ropa de otra persona con talla diferente.

Las cosas están cambiando y si necesita una gran evasión hacia la eficiencia, hacia la productividad sostenida y generada por todo un equipo, acuérdese entonces de renovar su vestuario.

Raúl Baltar