31 de diciembre de 2013

Gracias por estar ahí…...


Ya terminando el año en el que cumplí 50 es bueno hacer alguna reflexión personal que me permito compartir con usted, lector, que ha tenido el interés en participar en este blog conmigo durante todos estos meses. 

Leopoldo Alas "Clarín" declaraba el 25 de abril de 1852: "me nacieron en Zamora". Yo soy un gallego orgulloso de mi origen y, sin embargo, tres países a cuestas (España, Perú y Venezuela), diez ciudades ya vividas y cuatro grandes empresas en las que he tenido el honor de trabajar, me animan a declarar que "me nacieron en Vigo". Creo firmemente que el proceso de escuchar genera muchas conexiones y a mi, por lo general, me encanta escuchar. Cuando Malcolm Gladwell, en The Tipping Point, escribe acerca de personas que llama Mavens y de otros que denomina Conectores, he podido identificarme de alguna manera con un conector. Termino un año en el que me sigo sintiendo una persona conectada a muchas más personas con las que comparto una forma de ver la vida y también multitud de experiencias. Reencuentros este año con viejos amigos y compañeros como Juan Carlos Cubeiro, Angel Cano, Alberto Terol, Felipe Blasco, Fernando Ortíz-Cañavate, José Luis Arnau y tantos otros me ratificaron que las conexiones están ahí y sólo hay que recuperarlas.

Mi mujer, Pamela Rodríguez, ha comenzado dos interesantes proyectos en este año que se suman a su fantástico trabajo en el mundo de la música. El primero de ellos lo desarrolla junto a Anahi Gonzales y trata de AN/MA, una marca de ropa peruana que desde su primera colección rompe moldes. El segundo proyecto es La Sanahoria, un lugar en el que encontrar productos orgánicos en Lima y que sin duda será un emplazamiento que muchos buscarán desde mediados del próximo año en el que estará funcionando. Esta emprendedora admirable que es Pamela me pasaba en estos días navideños una fotografía fantástica extraída de su comunidad en Instagram:





Es increíble lo que la evolución tecnológica ha conseguido. Y yo soy uno de los convencidos respecto a que veremos cosas aún más apasionantes en lo que a tecnología se refiere. ¿Donde está el límite? Seguramente en ningún sitio. Revisando una publicación de IBM veía con sorpresa que la década que estamos viviendo ha registrado más patentes que nunca en los últimos 100 años, solo para esta compañía tecnológica. ¿Todo inventado? De ninguna manera. La fotografía anterior es una simbología maravillosa de todo lo que podemos hacer con la tecnología y con la innovación.

Sin embargo, a pesar de la evolución tecnológica, el emprendimiento es el reto más audaz al que nos enfrentamos porque está vinculado al desarrollo del ser humano. Estar conectado con los demás y generar espacios de valor y creación de oportunidades es un universo que explorar sin descanso porque es infinito. El año 2013 ha sido un año de reencuentros, de amistades recuperadas, de retos consolidados, de nuevos proyectos, de crecimiento y de evolución. Pero sobre todo, el año 2013 ha sido un año de aprendizaje permanente. Aprender es un motor que no se frena ya y, precisamente por eso, el 2014 traerá más de lo mejor.

Lo fundamental, en mi humilde opinión, es darse cuenta de que la maravillosa evolución tecnológica no es suficiente para hacer de este mundo un lugar mejor para vivir. La evolución de la persona, la implicación apasionada en las cosas que hacemos, el estímulo permanente de la curiosidad, la batalla contra la zona de confort son los deseos que yo pido para usted en este año que va a comenzar. Seguro que, con esa actitud, vendrán muchas, muchas cosas buenas.

Gracias por estar ahí

Raúl Baltar

26 de diciembre de 2013

¿Seguir invirtiendo….?

En estos tiempos de crisis económica generalizada y tipos de interés tan reducidos se habla, con una cierta frecuencia, del concepto que desarrolla John Maynard Keynes en su Teoría General acerca de lo que se denomina la trampa de la liquidez. Recomiendo escuchen y vean la explicación del profesor Xavier Sala-i-Martin acerca de ese fenómeno.

Y es que lo evidente a veces tiene trampa. Pero la trampa no viene de la información que uno tenga delante. Posiblemente esa información es correcta. La trampa viene de cómo leemos esa información y de cómo la interpretamos. Es decir, el engaño parte en muchas ocasiones de nosotros mismos.

Fíjese por ejemplo en el siguiente caso. Abajo tiene el gráfico, extraído de mi iphone, que explica la evolución de la cotización de Bank of America Corporation. Si usted está meditando hacer una inversión y se fija en la evolución de esta acción posiblemente, con esta información, decidirá que es un mal momento para comprar. Quizás piense, con una dosis de prudencia muy razonable, que ya ha subido bastante la cotización en el último año como para entrar en ese momento…..





En varias ocasiones he escrito en este blog acerca de los paradigmas, esos titanes inamovibles que pocos se atreven a desafiar. Los paradigmas no se estudian en ningún manual. No son materia escolar, universitaria o de postgrado. A veces se instalan en nuestras creencias a causa de la aproximación a expertos (abundantes) en manejarlos mañana, tarde y noche, es decir, que se sufre una suerte de efecto contagio. En otras ocasiones los paradigmas se establecen a causa de nuestra propia visión, limitada e indolente, ante lo que tenemos delante.

En el Expomanagement de Madrid 2009 tuve la fortuna de escuchar a expositores muy interesantes como Bill George, Mario Alonso Puig (todo un descubrimiento para mí)Carly Fiorina, Felipe González, José María Aznar y George Kohlrieser. Este último habló de un concepto que durante todos estos años he tenido presente y que me ha acompañado de forma permanente: la visión periférica. Algo tan evidente y que sin embargo pareciera difícil de aplicar en el día a día de muchos profesionales. Tener los objetivos bien enfocados no significa tener la vista fija en un punto y caminar hacia él sin entender que hay un mundo muy complejo que gira y se mueve a nuestro alrededor a velocidades de vértigo. Mundo que, por cierto, afecta significativamente a esos objetivos en los que la vista está fija.

La visión periférica es un concepto apasionante. Acercándonos al pensamiento de Peter Senge y su visión acerca de que las organizaciones deben aprender, es evidente que la visión periférica ante una decisión tampoco debe llevar a incorporar más y más elementos en los análisis de manera que nunca se llegue a buen puerto o, por el contrario, se llegue a un embarcadero temible para cualquier empresa: la parálisis por análisis. No. Los extremos son casi siempre perversos y es conveniente no visitarlos si se puede evitar.

Vuelvo al ejemplo de la cotización de Bank of America Corporation para ahora, utilizando la misma fuente, detallar la evolución de los últimos 10 años de esa acción.




¿Diferente, no? El análisis y el estudio de la posible inversión ya no será tan evidente. Más elementos que considerar, entender y asimilar con el fin de tomar la mejor decisión posible. Es más, es posible que la inversión adquiera de inmediato un atractivo que unas líneas más arriba no pareciera tener. En todo caso, sin entrar en parálisis por análisis, será interesante leer algo más respecto a la situación de esa institución financiera cuando estalla la crisis tras la quiebra de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008. En fin, la historia siempre incorpora una "visión periférica" apasionante.

Personalmente me apasiona la historia. Y la historia de las organizaciones es absolutamente fundamental (soy categórico) para entender muchas de las situaciones que se viven en el momento presente. La historia de una empresa es uno de los mejores aliados en el camino de establecer desafíos de largo plazo.

En todo caso, no nos dejemos manejar por paradigmas y no caigamos en la trampa de la información excesivamente acotada. Es importante ampliar nuestra visión y entender que en nuestro propio equipaje de información posiblemente encontraremos alguna experiencia que nos ayudará a "ampliar el gráfico" y entender que vale la pena seguir invirtiendo nuestro esfuerzo, compromiso y pasión en "una cotización" que quizás parezca alta….


Raúl Baltar





18 de diciembre de 2013

¿ Se trata de un jefe ..... o un Kaiju ?

Se acaba de celebrar la CADE Ejecutivos de Perú en su edición número 51. En esta ocasión la anfitriona del congreso ha sido la mágica ciudad de Paracas. He tenido la oportunidad de asistir a alguno de los congresos anteriores durante mi estancia en Perú y desde entonces siempre sigo en la distancia los resultados de las conferencias y los análisis correspondientes.



Precisamente hace unos días, regresando en LAN camino a Venezuela, me ofrecieron la lectura de la interesante revista peruana Semana Económica y ahí me encontré un muy completo resumen de las distintas ponencias y del ambiente vivido en esta CADE. Los ponentes fueron profesionales y empresarios de la talla de Eduardo Hochschild (Hochschild Mining), de Angel Añaños (Ajegroup), de Eduardo Torres Llosa (BBVA Continental) y de Carlos Rodríguez Pastor (Intercorp) entre otros. Siento una gran admiración por todos ellos, a los que conozco personalmente, y quiero referirme especialmente al caso de Rodríguez Pastor. Este empresario es conocido en el mundo de los negocios peruano como CRP y está demostrando en los últimos años que se puede crecer, hacerlo de forma diversificada y sobre la base de valores como son:

  • La transparencia
  • El espíritu de superación
  • El trabajo en equipo
  • La humildad

En su discurso, Rodríguez Pastor hablaba de cuatro factores clave a añadir a los valores como son: la visión, cuidar a los colaboradores de la empresa, la innovación y la ejecución de proyectos. Terminaba su intervención animando a la audiencia a sustituir el "Sí, pero...." por el "Sí Perú...." Me sonó a música celestial y me pareció magistral porque, mire usted por donde, precisamente hace unos días venía pensando en escribir acerca de los especialistas en utilizar el "pero" como excusa para no abandonar la zona de confort y también de los entusiastas en eliminarlo de sus comunicaciones.

La palabra "pero" es una conjunción adversativa bastante utilizada en las conversaciones diarias de cualquiera de nosotros. La definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua de este término es:
1. conj. advers. U. para contraponer a un concepto otro diverso o ampliativo del anterior. El dinero hace ricos a los hombres, pero no dichosos. Le injurié con efecto, pero él primero me había injuriado a mí.
Esta conjunción existe. No se puede hacer nada al respecto. Lo que ocurre es que se ha convertido en una de las más eficientes armas usadas para desinflar la ilusión, limitar la innovación y apagar la pasión por hacer cosas diferentes. Es cierto que en algunas ocasiones no se pretende destruir nada aunque, en ese caso, será la falta de sentido de la oportunidad la que no ayuda a quien se expresa. El gran Miguel de Unamuno decía que hay gentes tan llenas de sentido común que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio y quizás a veces nos dejamos llevar por el "yo siempre he hablado así" sin entender que se generan efectos impresionantes (no siempre positivos) por nuestra forma de comunicarnos. En fin, la semántica es importante. Yo siempre lo digo.

Veamos. ¿Se ha sentado más de una ocasión con un jefe? Considere jefe a los efectos de este post a todo aquel que, por ejemplo, entiende que tiene la capacidad de juzgar algo que usted ha hecho o no ha hecho. ¿Porqué tiene esa capacidad? Sencillamente "alguien" se la otorgó en la organización. Quizás incluso, una vez otorgada con un cierto criterio, esa capacidad fue mutando y desarrollandose hasta convertirse en una suerte de monstruo similar a los "dirigidos" por Guillermo del Toro en Pacific Rim y que responden al dudosamente elegante nombre de Kaijus. ¿Sabe cual es la finalidad última de los Kaijus? Eliminar la civilización sobre la Tierra. Tampoco vengo a referirme que algunos jefes tengan esa maquiavélica y destructiva intención, no al menos de forma consciente. En todo caso, la capacidad de juzgar es algo muy delicado, pues muchas cosas están en juego tras esa actitud. Si usted ha leído El Proceso de Franz Kafka, seguro que ha pasado por las sensaciones que todos hemos tenido con la lectura de las desgracias que le ocurren al protagonista, Josef K (por cierto empleado bancario como un servidor). Angustia, desesperación, impotencia, temor. En ese sentido lo más negativo es la sensación que tienen algunos profesionales de vivir un absurdo cuando el Jefe/Kaiju se empeña en destruir lo que costó tanto trabajo construir. Es esencial para una organización que los que utilizan el "pero" como parte de su lenguaje habitual no sean:
 
  • Personas negativas
  • Personas reacias a los cambios
  • Quienes quieren demostrar que siempre saben más
  • Gente que vive en su Spa personal de zona de confort
     
Ya que la actitud de las anteriores tribus no es la adecuada, al menos absténganse de utilizar de forma incorrecta la semántica.
 
Una buena fórmula para no pronunciar tanto el "pero" es, sencillamente, escuchar más y hablar menos. Escuchar, reflexionar y debatir son características del nuevo liderazgo y elementos que favorecen que un colaborador se anime a contarnos su librillo particular que, en muchas ocasiones, tiene un vocabulario mucho más rico que "pero, pero, pero, pero......"
 
Sin duda la curiosidad ayuda a dejarse sorprender y ello puede develar mundos más allá del "Sí, pero......"
 

Raúl Baltar



8 de diciembre de 2013

Queda mucho por inventar

Algunas cosas buenas tienen los aeropuertos, aunque son pocas y a mi me cuesta reconocerlas. Y una de las cosas buenas, en mi caso personal, es el tiempo para escribir en las esperas necesarias e inevitables. A punto entonces de embarcarme en un vuelo que me lleva apenas tres días a España por trabajo, rescato algunas reflexiones de estos últimos días para compartirlas en este blog que, por cierto, ya va camino de cumplir sus primeros fascinantes cinco años.
En los últimos dos meses he tenido la oportunidad de leer unos cuantos libros interesantes. Parafraseando a María Dueñas, lo he hecho buscando tiempo entre las costuras de un día a día que se empeña en dominarnos y a lo que yo me resisto amparándome en la disciplina, orden y constancia que grandes como por ejemplo Mario Vargas Llosa aplican en su día a día. Reconozco que no soy el más organizado del mundo, pero desde hace 5 años venía atesorando un archivo en el que tenía registrado todo lo que leía con un nivel de detalle que a mi me tenía muy satisfecho. Pues bien, debido a actualizaciones y limpiezas hechas en mi Mac he perdido ese archivo que, aunque parezca una banalidad, era muy apreciado por mi. A pesar de los esfuerzos de William Albornoz, un gran profesional con el que tengo la suerte de compartir a menudo en el Banco Exterior (y al que felicito pues se acaba de casar), ese archivo no apareció nunca. El documento se perdió, la verdad sea dicha, por causas exclusivamente endosables a la torpeza (o falta de atención) de quien escribe y no a alguna deficiencia de Apple. En fin. Usando mi regular memoria, le detallo a continuación alguno de los títulos a los que más arriba hacía referencia:


  • El elemento, de Ken Robinson
  • The Outliers de Malcolm Gladwell
  • Liderazgo (El poder de la inteligencia emocional) de Daniel Goleman
  • The Tipping Point (La clave del Exito) de Malcolm Gladwell
  • Ingenio y Pasión de Silvia Leal y Jorge Urrea
  • El arte de empezar de Guy Kawasaki
  • Messi, Falcao y Cristiano Ronaldo de Juan Carlos Cubeiro y Leonor Gallardo
  • Del Capitalismo al Talentismo de Juan Carlos Cubeiro
  • El Círculo de la Motivación de Valentín Fuster


Estas lecturas producen un primer efecto en mi persona y es la certeza de que estudiar, conocer, curiosear y, en definitiva, aprender se ha convertido en un maravilloso conector que me ayuda en mi crecimiento personal y profesional. Y hago este reconocimiento porque yo no era el más entusiasta del estudio allá por mis años de universitario. Sin embargo, hoy no puedo dejar de recomendar dedicar tiempo a leer, que para mi es una manera de escuchar y elevarse unos cuantos escalones del escalofríante día a día que nos encajona en percepciones que nos ciegan y limitan. En todas esas lecturas he podido ratificar, a través de las experiencias de grandes seres humanos, que la diferencia para esta nueva era sólo puede ser establecida por las personas. El desarrollo del liderazgo en un mundo en el que el emprendimiento lleva camino de ser el gran protagonista se convirtió ya en una necesidad que urgentemente debe ser asimilada por muchos. Quizás sea excesivamente sutil lo que voy a afirmar, pero es el emprendimiento, y no la empresa, el que se convertirá en el esencial cómplice en la búsqueda del entorno colaborativo, de la aplicación de la movilidad a nuestra forma de relacionarnos o del Big Data. El emprendimiento ha dejado de ser una "profesión" para convertirse en una forma de trabajar, incluso cuando se trabaja para otros.

Transitar esos caminos de cambio y adaptación es muy importante. En nuestro caso, en las próximas semanas se sabrán los resultados de Great Place to Work en Venezuela al que nosotros, "en casa", lo llamamos Ambex. Por sexto año consecutivo el equipo con el que tengo el honor de compartir muchísimas cosas en Banco Exterior ha participado para medir lo que pensamos y sentimos respecto a trabajar en nuestra empresa. Una participación del 97% ya nos generaba expectativas interesantes y finalmente nuestro resultado ha mejorado incluso por encima de la meta que el exigente y fantástico equipo de GPTW liderado por Irene Mossi nos había establecido. Hemos mejorado de forma muy importante partiendo ya de niveles de gran compromiso. 

¿Es eso suficiente? A mi juicio no lo es. Se trata sencillamente de lo que corresponde hacer. En mi opinión ya no es un dilema plantear si medir el clima laboral o no hacerlo. Lo que es un desafío es asumir que una encuesta no siempre va a decir lo que uno quiere, pero la buena noticia es que se puede aprender de ello, y mucho. Convertir a un equipo en protagonista de la vida de la empresa es parte de una ecuación que se formula con gran cantidad de ingredientes hoy en día. Muchos de esos ingredientes son nuevos sabores y colores, si me permite que así los denomine y, por tanto, quizás sean todavía difíciles de medir. Es evidente, por tanto, que todavía queda mucho por inventar y también mucho por desterrar. Mientras tanto, ¿por qué no avanzamos midiendo aquello para lo que hay herramientas válidas y disponibles?

Luego vendrá la innovación, la felicidad, la sinergia. Y, todo, como fin para crear una organización que sea duradera y, por supuesto, genere resultados interesantes para todos.

Raúl Baltar