Según avanza mi vida profesional tengo la oportunidad de
ratificar algunas cosas. El haber vivido en España, Perú y Venezuela, sin olvidar mi paso
frecuente por Panamá, República Dominicana, Estados Unidos o Guatemala, quizás
me da una perspectiva que me permite tener una visión amplia de la vida
profesional, al menos la que yo he escogido vivir y la que comparto con una
buena cantidad de profesionales.
El campeón del mundo de 100 metros, el jamaicano Usain Bolt tiene un entrenamiento que es totalmente diferente del entrenamiento del campeón del mundo de maratón, el keniata Dennis Kimetto. Cada uno de ellos tiene un propósito claro por lo que entrena y en consecuencia se prepara para conseguir su mejor resultado en esa prueba. En el caso de una empresa hay demasiados aficionados a convertirla en campeona de los 100 metros, en triunfadora en el corto plazo cuando, indefectiblemente, está obligada a participar en el largo plazo. Pero hablemos de las personas antes de volver a las empresas.
Mi amiga y admirada Inés Temple, una referencia sin duda en
Perú, argumenta en un reciente artículo publicado en su web, acerca de trabajar hasta los 80. Merece la pena leer el artículo porque plantea una reflexión a mi
juicio muy realista, a la par que interesante. Para muchos profesionales que
quizás están leyendo este post, la jubilación está mucho más lejos de lo que
hace 30 años lo estaría para profesionales con su misma edad. Sin duda los
tiempos han cambiado y la vertiginosa evolución del mundo, demografía y salud incluidas,
no pasa desapercibida para la vida profesional de cualquiera de nosotros. Pero
más allá del cambio de época en el que nos hemos instalado, parafraseando a
Charles Brewer-Carías, naturalista, fotógrafo y explorador (activo, por cierto) venezolano
de 77 años:
· ¿Jubilarse? ¿Para hacer qué?
En todo caso, en mi opinión es importante desarrollar otra
alternativa que consiste en seguir trabajando porque a uno le satisface lo que hace,
le da bienestar y le otorga calidad de vida. Soy de los que pienso que la vocación no es
un patrimonio asignado a unas pocas profesiones y que además es una compañera leal de la longevidad. Fíjese en los siguientes ejemplos:
- El magnate y filántropo húngaro, George Soros, sigue trabajando y escribiendo a sus 85 años
- El inversionista Warren Buffett sigue siendo el oráculo de Omaha a sus 85 años
- Herbert Von Karajan, el compositor austriaco, se jubiló cuando falleció a los 81 años
- El peruano Pedro Pablo Kuczynski se presenta como candidato a la Presidencia con 77 años
- Jacinto Convit, venezolano que desarrolló la vacuna contra la lepra, seguía investigando cuando le sorprendió la muerte a los 100 años
- El peruano Fernando de Szyszlo sigue pintando a sus 90 años
- El hindú Fauja Singh completó la maratón de Toronto con los 100 años cumplidos
¿Cuestión de edad? ¿Cuestión de actitud? ¿Vocación?
Recientemente he participado en Lima en el evento denominado,
Growth Through Innovation, organizado por SHIFT. Mi participación consistió en ser parte de un
panel en el que compartí una conversación acerca del desarrollo de ambientes de
innovación en la empresa. Moderados por Claudia Doig, nos sentamos ante un
nutrido grupo de asistentes que, sin ningún lugar a dudas, representan un excelente
síntoma acerca del enorme interés que el
concepto de innovación genera actualmente. En una de mis intervenciones en el
panel, hacía una pregunta a la audiencia:
- ¿Quiénes de los presentes, en algún momento de sus vidas, no han pensado en tener su propio negocio?
Quizás el mejor punto de partida para conseguir recuperar ese gen de
emprendimiento que puede estar dormido, pero que está ahí, es considerar que el
trabajo no se hace para otros, que son los que pagan la nómina cada mes, sino
que el trabajo lo hacemos para nosotros mismos, para desarrollar las capacidades que nos lleven lejos en el tiempo disfrutando de lo que hacemos.
Yo defiendo que se puede ser un entusiasta de la auditoría
interna, de la contabilidad, del análisis de riesgos, de la gerencia de ventas,
en fin, de cualquiera de las profesiones que nos encuentren en el camino al
llegar a los 65 años. Mi experiencia personal es que si se crea el entorno adecuado
para ello, aquellos que sientan que pueden ser creativos y participativos, lo serán porque está en su ADN. Se asomarán fuera de la caja, quizás
con precaución o hasta con miedo, pero si conseguimos que salgan se convertirán
en aliados valiosos para el desarrollo de la actividad eficiente y rentable de
la empresa y, por supuesto, en colaboradores felices. En nuestro proyecto Avalanza, dirigido en A Coruña por Juan Carlos Bugallo, apostamos a que crear ese entorno es multiplicar exponencialmente el fenómeno del emprendimiento que hoy se desarrolla a toda velocidad a lo largo del mundo. Para ello nos hemos asociado con el fantástico equipo de TeamLabs, Campus de Innovación y Emprendimiento, liderado por Juan Freire para ofrecer a las empresas una opción que les apoye en el desarrollo de emprendedores dentro de sus estructuras como alternativa de crecimiento rentable y sostenible.
El desarrollo del emprendimiento interno es un buen camino para que nuestra empresa, mientras sigue corriendo unos decentes 100 metros, se entrene para aspirar a terminar la maratón. Puede que no consiga el récord mundial, pero puede aspirar a un fantástico récord de longevidad y buena salud como Fauja Singh lo hizo terminando último en Toronto con sus 100 años. Y es que, en esencia, la mejor y más ambiciosa competencia siempre es con uno mismo.
Raúl Baltar