Es cierto. Estamos en la era de la información. Que se convierta en la era del conocimiento sin duda requiere de una participación muy personal y comprometida de cada uno de nosotros. La información está ahí para ser consultada y, sólo entonces, tendremos la opción de que se convierta en conocimiento.
Y es que la informción, en sí misma, no tiene mucho sentido si es que no tiene un propósito, si no tiene alguien para quien esa información sea de utilidad. En su polémico libro "Por qué dejé Goldman Sachs" el que fue empleado de la firma, Greg Smith, comenta las cuatro categorías en las que dividían a los clientes:
- Los clientes sabios
- Los clientes malvados
- Los clientes simples
- Los clientes que no saben cómo hacer preguntas
El hecho de que exista una clasificación de esa naturaleza no deja nada positivo en los procedimientos de esa organización, aunque sean normas no escritas..... En todo caso, no hay duda de que a los dos últimos tipos de clientes (que seguramente son la mayoría...) la existencia de complejos modelos matemáticos y sofisticadas series estadísticas con todo tipo de inalcanzable información no se traduce en conocimiento válido para la toma de decisiones. Se trata, simplemente, de información. Información que no evitó, en muchos casos, grandes pérdidas de dinero para los clientes.
Acudo al genial Quino para apoyarme en la reflexión de este post
La información es fundamental, claro. Muchas organizaciones se empeñan en reunir datos y más datos sin tener un propósito claro que lo justifique y, como le pasa a Manolito, sin que la misma se procese y entienda de forma oportuna. En muchos casos se trata de información que fue valiosa en un tiempo pasado pero que ya no sirve más que para ocupar un espacio escaso, tranquilizar la conciencia de quien la guarda y, seguramente, estorbar a muchos. Cuando uno se muda de casa puede constatar la obsesión que tenemos por acumular cosas. El recuerdo, la añoranza y la memoria son aliados en la acumulación de todo tipo de artefactos, cahcivaches y cosas. Con la excusa de "algún día lo veré y reviviré aquellas sensaciones", nos damos cuenta que la mayor parte de las cosas que hemos de introducir en las cajas con el fin de trasladarlas a nuestro nuevo domicilio, terminan en la basura (a veces con pena, pero en la basura). Somos seres humanos al fin. Y como somos los seres humanos los que gestionamos las organizaciones, no es para nada extraño que veamos replicados similares comportamientos.........
- Déjame guardar esto.....¡nunca se sabe!
El Dymaxio Chronofile está ubicado en la Universidad de Stanford, en California y contiene más de 140.000 documentos, infinidad de horas de video, planos, etc. Esos documentos son los archivos que el Sr. Fuller incorporó respecto a todo lo que hacía a cada momento de su día a día entre 1917 y 1983. Se dice que es la persona de la que más documentación (personal) existe de toda la historia. Es evidente que muchos ejecutivos quisieran que nada de lo que pasa en sus vidas profesionales fuera eliminado. Cartas, documentos, correos electrónicos, mensajes de móvil, etc. El mantener toda esa información seguramente es irrelevante para los intereses generales de la empresa y, en la mayoría de las ocasiones, es un capricho caro e ineficiente.
El gran Albert Einstein decía que "lo que no puedes explicar de forma sencilla, es que no lo entiendes" y quizás podamos aplicar esa misma reflexión a nuestro "natural" afan por guardar cosas entendiendo que no es necesario convertirse en el Sr. Fuller para que dejar un legado de quienes somos. Una fuente de conocimiento no menos genial que Einstein, el refranero popular, dice que "lo que no se empieza no se acaba". Conviértase en un protagonista del cambio y comience desde hoy a guardar lo que realmente aporte valor para usted y para quienes trabajan con usted.
El gran Albert Einstein decía que "lo que no puedes explicar de forma sencilla, es que no lo entiendes" y quizás podamos aplicar esa misma reflexión a nuestro "natural" afan por guardar cosas entendiendo que no es necesario convertirse en el Sr. Fuller para que dejar un legado de quienes somos. Una fuente de conocimiento no menos genial que Einstein, el refranero popular, dice que "lo que no se empieza no se acaba". Conviértase en un protagonista del cambio y comience desde hoy a guardar lo que realmente aporte valor para usted y para quienes trabajan con usted.
Raúl Baltar
Cuanta razón! Como me decía mi psico a la hora de competir..."guardate en la mochila las cosas realmente necesarias para la competición pero tira las piedras innecesarias que solo hacen aumentar el peso"..
ResponderEliminarGracias por tu post!
Para varias Ud. siempre tan acertado en sus reflexiones. Sin duda una carga liviana agiliza el movimiento...y esto aplica para todos los ambitos de nuestra vida. Gracias por compartirlo!
ResponderEliminarSaludos!!!