20 de junio de 2010

Filipides, Habladores o Redes de comunicación

¿Son nuevas las redes de comunicación?

Comunicar es una actividad ancestral que siempre estuvo presente en las relaciones humanas y que no es exclusiva de esta civilización en la que transitamos las generaciones actuales. Las herramientas de comunicación usadas en épocas anteriores difieren de manera significativa de las actuales y eso, dicho sea de paso, no es patrimonio exclusivo de la comunicación. El soldado griego Filipides corrió 40 kilómetros en el año 490 AC desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria de los griegos sobre el ejército persa. La leyenda dice que sus últimas palabras, antes de caer muerto fueron "hemos vencido". Es bueno matizar que, al parecer, murió por las heridas recibidas en batalla y no por el esfuerzo que acababa de hacer y que como "heraldo" ya había cumplido en muchas ocasiones. Comunicar, hoy día, no requiere probablemente de actos tan heróicos como el de Filipides, pero la sofisticación y la sutileza de las herramientas comunicacionales y, también, de los receptores de las mismas, convierte ese proceso en algo tan complejo como apasionante.

Enfocandonos en el plano empresarial

Sin entrar ahora en los procesos de comunicación hacia el exterior de nuestro ámbito de actuación, centrémonos en la comunicación interna, en aquella que fabricamos y modelamos para nuestros oyentes más cercanos.
En su novela, El hablador, publicada en 1.987, Mario Vargas Llosa nos adentra en el increíble y fascinante mundo de los Machiguengas. Se trata de uno de esos pueblos indígenas que han habitado y habitan aún en la selva amazónica peruana. Son nómadas y se constituyen en nucleos de pocos individuos. Su cultura se ha mantenido a duras penas y respetan algunas creencias que nada tienen que ver con la civilización a la que ellos, ciertamente, no pertenencen. Uno de los medios que les permite conocer o recordar sus historias, sus tradiciones, sus creencias es sentarse en círculo a escuchar a los Habladores. Ellos, los Habladores, transitan a través de la selva y se detienen ante uno de estos núcleos nativos a los que sientan en círculo para transmitirles sus conocimientos. Los Machiguengas esperan con ansiedad la aparición del Hablador, de este cuentacuento ancestral y han conseguido con este rudimentario, aunque para mi fascinante método de comunicación, mantener firmes sus principios, su historia y la ilusión por conocer.

A nivel empresarial disponemos de algo más que Habladores. Disponemos de mecanismos de transmisión de información y de conocimiento que hace 10 años ni siquiera habíamos imaginado. A tanta velocidad avanza esta disciplina de las ciencias sociales que la nueva generación considera el correo electrónico como algo obsoleto....Imagínense. Es cierto, por tanto, que la tecnología nos ha dispensado elementos increíbles para comunicarnos. Pero....

-¿Son estos elementos lo más importante? ¿Era el mensaje de Filipides lo que importaba o como envíar el mensaje? ¿Consiguieron los generales griegos su objetivo, que era comunicar la victoria sobre los persas?

Los griegos lo consiguieron. Sin duda. Y disponían de una sola opción. También los Machiguengas lo consiguen. Pero hoy, avanzando en el siglo XXI, con la más sofisticada revolución de comunicación social que nos podíamos imaginar, con herramientas múltiples y accesibles, comprobamos en ocasiones que la COMUNICACION se hace, se repite, se multiplica, pero en verdad no se consigue. Comunicar, en mi opinión, no es complementario de lograr la comunicación. No se trata aquí de responsabilizar a los responsables de comunicación de la empresa. No. Se trata de implicar, con la dirección de los líderes estratégicos en comunicación de la empresa, a todos y cada uno de los líderes que tiene la organización en la misión de dirigir a un equipo de trabajo al que debe "contaminar" con principios, valores, estrategias, conocimiento, información. Hoy es más compleja la comunicación y en un entorno con tal diversidad de medios, cobra mayor importancia la estrategia corporativa de comunicación interna. En 1.938 Orson Welles con La Guerra de los Mundos, provocó el pánico en las calles de Nueva York y Nueva Jersey. Una comunicación bien organizada, pero mal entendida, se convirtió en una poderosa arma de inestabilidad. En la actualidad, la multiplicidad de transmisores complica la obtención de la información por acumulación de la misma y es primordial disponer de mayor claridad en los puntos a comunicar. La arquitectura de la comunicación en una organización es sensiblemente más importante que el disponer de los mejores medios para lograrla. Esa arquitectura se consigue a través de la reflexión, el conocimiento del mercado en el que se situa la empresa y la participación activa de los líderes organizacionales. Es fácil caer en la tentación maravillosa del diseño de los elementos y perder el foco en el contenido pero, este, es hoy por hoy la clave de una adecuada comunicación.

Saludos!!

Raúl Baltar