31 de marzo de 2013

¡Lo tienes delante! ¡¡Habla!!

Comienzo este post asegurando que en la actualidad soy un enamorado de la disciplina, el enriquecimiento personal y la amplitud de visión que nos regala el estudio permanente. Sin embargo, cuando un estudiante universitario me pide opinión acerca de cuales son los pasos que debe de seguir después de finalizar sus estudios universitarios, reconozco que siempre me encuentro en una posición comprometida.

Permítame que cuente una breve historia. Contra todo pronóstico, y lo digo con toda honestidad, fui contratado por Arthur Andersen cuando estaba comenzando mi último curso de universidad. Era el año 1987. El saberme contratado por esa gran firma cambió mi perspectiva de ese último curso. El acceso a las escuelas de negocios todavía no estaba generalizado y lo que se conocía era demasiado caro para las posibilidades de mi familia. Finalmente, terminé mis estudios un día 26 de julio y el día 3 de agosto estaba ingresando en Arthur Andersen para recibir los cursos preparatorios previos para comenzar el trabajo como auditor de servicios financieros. Hace apenas dos años tuve la oportunidad de cursar un excelente Executive Program en el Instituto de Empresa, pero hoy por hoy estoy convencido de que mis casi cinco años en Andersen cumplieron con la función de una excelente escuela de negocios, con múltiples enseñanzas que me siguen siendo útiles el día de hoy.

No obstante, me pregunto que hubiera hecho si no hubiera tenido esa oportunidad laboral esperándome y si, además, hubiera podido pagar esa fase adicional de estudios que hoy en día son tan habituales. Lo cierto es que en mi respuesta a quien me consulta, dependiendo de quien me lo pregunte y de las circunstancias que le rodeen, suele haber un grado de escepticismo sobre lo procedente de ese esfuerzo adicional en el momento en el que se suele plantear. Por lo pronto, puedo asegurar que en el Banco Exterior, donde yo trabajo, no resulta un requisito imprescindible (aunque si valorado) disponer de un MBA. Es más, cuando llega el momento de una promoción profesional interna, tampoco es imprescindible disponer de una calificación académica determinada (que además no todos en el banco pueden todavía permitirse obtener). La actitud, los valores, la disposición a aprender en el "terreno de juego" y la pasión por nuestro trabajo suelen ser, al menos, tan importantes como la formación académica.

Pero por supuesto no tengo, como dice mi querido amigo Juan Carlos Fisher, la verdad en una mano y la razón en la otra (hago link a su blog como una "sutil" presión para que continúe escribiendo....). Mi punto es que cuando alguien piensa que está en "posesión de la verdad" se puede convertir en una barrera muy difícil de superar para los demás. Sobre todo si los demás están más abajo en el escalafón. Cuando la posesión de la verdad es sobre la opinión o forma de actuar de otros, entonces el asunto se complica más todavía. Comunicar una opinión profesional es un desafío ante las habituales barreras (en forma de jefes) que se encuentran en el camino, pero es muy importante.

  • Si yo tuviera al jefe delante, te aseguro que le diría lo que pienso......

¿Quien no ha oído expresiones de este estilo? Seguro que usted las ha oído y además lo ha hecho en innumerables ocasiones. Pero el asunto es si ha sido testigo, en equivalente número de ocasiones, de la amenaza categórica convertida en un hecho real:

  • ¡¡¡ Se lo dije !!!

Es evidente que para que lo anterior ocurra un líder debe ser accesible y, además, debe permitir con toda claridad la comunicación de las opiniones de sus colaboradores. En muchos de los encuentros con colegas del banco, me han comentado reiteradamente que nunca habían tenido la oportunidad de estar sentados con el presidente del banco o de la empresa donde trabajasen antes. Llamada de atención oportuna. Un encuentro como el de abajo no debe ser una sorpresa, sino algo natural. Se trata de compartir y de conocerse. Abono perfecto para la continuidad del negocio sobre la base del crecimiento de las personas.



Leyendo Guerra y Paz de Lev Tolstói me llamó la atención un fragmento que me representó una situación ciertamente habitual en negociaciones. Un militar, el Príncipe Andrei, sería recibido por el Emperador Francisco con el fin de reportarle un hecho de guerra en el que las tropas rusas y austríacas habían salido victoriosas frente a las francesas de Napoleón. Después de su encuentro con el Emperador, reflexiona:

Hace dos días, bajo las balas,  de entre las que cualquiera te podía causar la muerte, no experimenté ni la centésima parte de la agitación al hablar con este hombre sencillo, bondadoso y completamente insignificante.


Imagínese, si eso le pasaba a todo un Príncipe ruso de esos lejanos tiempos.....Pero generar cercanía y confianza le corresponde al líder. Utilizarla le corresponde a quien depende del mismo. Eso si, cuando uno piensa que no se hacen las cosas bien no debe traducirlo necesariamente a un lenguaje que muestre molestia, indignación o enfado. Un profesional que tiene la oportunidad de compartir, debe mantener su intención original y decirle al líder lo que opina. Es una manera fantástica de mejorar las cosas.

Quizás ese líder está deseando escucharle......


Raúl Baltar

10 comentarios:

  1. En el tiempo que tengo laborando en el Banco Exterior he tenido la oportunidad de ver los cambios positivos que ha tenido esta institución financiera, estoy convencida que la comunicación con los jefes y compañeros de trabajo es la herramienta fundamental para expresar nuestras opiniones, los cuales deben ser generadores de ideas para mejorar nuestros procesos, así mismo debe existir una reciprocidad y receptividad por parte del líder a los fines de cumplir nuestras metas organizacionales. Ma. Eugenia Ramirez

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    1. Comunicación de doble sentido..... Gracias por tu comentario!

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  2. Excelente post!! Nada más cercano a la realidad que aplica a todos los niveles. Cuántas veces hemos preferido omitir nuestra opinión sobre determinado asunto, simplemente porque está nuestro líder y nuestra opinión puede ir en contra de sus ideales. Una gran reflexión la que nos dejas.

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  3. Rafael Caballero1 de abril de 2013, 7:42

    Excelente reflexión ¡¡¡

    Sin duda alguna esa comunicación tan cercana con nuestros líderes y colaboradores son la clave fundamental para llevarnos al éxito como equipo de trabajo.

    Es por ello que comparto al 100% la ideología de nuestras gerencias a puertas abiertas, ya que de esta manera se puede expresar todo aquello que puede ayudarnos a crecer como organización.

    Rafael Caballero

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  4. Sr Baltar, yo trabajé recien graduado en la oficina de Caracs de Arthur Andersen entre 1984 y 1987, y la experiencia que obtuve fué similar a la que usted describe en este post. En que oficina trabajó usted?

    Joseba Oñatibia
    @josebaot

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    1. HOla Joseba. Yo trabajé entre 1987 y 1991 en la oficina de Madrid. Saludos

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  5. La verdad absoluta creo que no existe. La razón, ¿quién la tiene? en muchas ocasiones es relativa. Gracias por ser tan cercano y contarnos tu propia experiencia que sin duda es tu verdad, en parte la razón de tus éxitos y a algunos nos orienta en nuestra vida personal y futura profesional...

    Saludos desde Madrid

    Diana Martín Giménez

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    1. Gracias por tu comentario Diana y gracias por seguir estas reflexiones. JP Morgan (el viejo y el original) te animaba a que llegaras a la cima de la montaña, porque cuando llegarás allí podrías ver terrenos aún más lejanos y quizás maravillosos.
      Abrazo!!
      Raúl

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