25 de mayo de 2010

Pero si a mi no me duele nada......

No me parece sencillo liderar en tiempos de crisis. No es tarea fácil lograr que la actitud de cada uno de los líderes de una empresa se transforme y adapte a las nuevas situaciones que se presentan, como tampoco es fácil que la organización en bloque lo haga. La reflexión es si nos podemos preparar para los tiempos de crisis....

Desde mediados del año 2.007 el mundo está viviendo una gigantesca crisis que incorpora ingredientes diferentes a las vividas en épocas anteriores. Milton y Rose Friedman lo dejan entender cuando analizan en detalle la crisis de 1.929 en Derecho a Elegir. También Paul Krugman es explícito en entender el origen de esta situación y sus especiales causas en varios de sus trabajos. Hoy, lo económico, lo financiero y lo empresarial están viviendo turbulencias de ida y vuelta con el aderezo permanente de las reacciones de los mercados...

Los paralelismos entre la empresa y el deporte me gustan. Entre los corredores tenemos siempre momentos en los que nos sentimos tan fuertes y tan bien entrenados que "forzamos la máquina", tanto en el nivel de entrenamiento como en no hacer el imprescindible estiramiento antes y después de correr. Cuando haces notar a un colega que los excesos se terminan pagando, la respuesta suele ser:

- Pero si a mi no me duele nada!!

Lo cierto es que si cuando te sientes mejor no te cuidas adecuadamente, cuando tu cuerpo sufra un bajon, cosa que pasa cíclicamente por falta de sueño, stress, mala alimentación o, sencillamente, agotamiento, no estarás preparado para soportar bien ese mal momento.

En una organización empresarial ocurre algo similar a lo anterior. El crecimiento empresarial amparado en la exhuberancia económica, en la fortaleza financiera coyuntural, en un entorno pujante y optimista, no debe empañar el trabajo que forzosamente hay que hacer para que la empresa esté preparada para el momento en el que la situación no sea tan entusiasta. La pregunta es si una empresa puede crecer, expandirse, generar resultados y, todo ello, hacerlo con prudencia, estabilidad y, lo que es más complicado, con sostenibilidad. Para mi la respuesta es sí, y un ejemplo fue Rudolph Giuliani. Rudy lo consiguió durante años en la gestión de la complicada ciudad de Nueva York y creo un equipo con el que pudo enfrentarse a una situación crítica tan dramática como el 11 de septiembre de 2001.

Se trata, por tanto, de desarrollar el talento de los líderes de la organización y motivar la toma de decisiones que nos permitan, siguiendo la tesis de Paul Schoemaker, mantener la perspectiva, la visión periférica y preparar de esa manera a la organización para los tiempos de vacas flacas, que siempre llegan.....

En definitiva, yo creo firmemente que los líderes para tiempos de crisis comienzan a serlo justo cuando los tiempos son de bonanza.

Raúl Baltar