17 de mayo de 2010

Viajeros o el dilema de las zapatillas en la maleta.....

¿Quién no se ha hecho la siguiente pregunta cuando viaja y está "enganchado" con el trote?

- Que hago,meto las zapatillas en la maleta no......

Viajo con frecuencia desde hace 15 años. En ocasiones mis viajes son nacionales en los que, ahora, lo nacional es Venezuela, antes lo nacional era Perú y, en el origen, lo nacional era España. Pero también realizo muchos viajes internacionales. La mayoría de viajes que yo hago son por trabajo pero, afortunadamente, también algunos son viajes familiares o de descanso, que por cierto considero bastante merecido..

Tengo que confesar que cuando se viaja mucho deja de ser una expectativa excitante el hacer el equipaje y se convierte, generalmente, en un fastidio y en una tarea de último minuto. Que me dicen de esa horrible sensación que, en el acto de pasar la llave a la puerta de la casa para encaminarse hacia el aeropuerto, le invade a uno haciéndole consciente de que, seguro, te has olvidado algo. No es una sensación falsa pues muchas veces uno se olvida de cosas y no es la primera vez que salgo a trotar, no en el gimnasio, sino por las calles de mi destino buscando una corbata, unos gemelos o una camisa. Pero en fin, voy al punto, al equipaje. Hay que convenir que el adicional necesario para trotar sabemos que no abulta demasiado e, importaaaaante, no nos supone riesgo de sobrepeso del equipaje en ese momento angustioso de situar la maleta sobre esa balanza (que uno supone funciona bien) ante la mirada atenta de un/una también atento empleado del aeropuerto. Es por ello que en ese momento en el que nos ponemos a "pensar" en el contenido de la maleta, sabemos que nada se complica por añadir unas zapatillas, unas medias, un short y una camiseta.

Dejen que comparta con ustedes de mi buen amigo, Ricardo Arrarte, Triatlonista peruano que fue uno de los principales inoculadores del virus del Ironman en mi mente. El me explicaba, días antes de partir hacia el Ironman de Phoenix-Arizona, que una cosa es el equipaje para maratón y otra muy distinta el correspondiente a una Triatlon. En este último caso, tal es el volumen de "artefactos" que uno se lleva, que es absolutamente necesario disponer de un "check-list" con el fin de tener la garantía de no encontrarse en la necesidad de comprar cosas en destino. En otro post comentaré sobre este asunto en particular, con anécdotas incluídas.

Asumido que añadir nuestra maleta unas pocas cosas para correr no supone sobrepasar el peso permitido por las Aerolíneas, yo recomiendo vivamente que lo hagan siempre. Quizás las circunstancias luego impidan trotar pero es peor, lo aseguro, la sensación de disponer inesperadamente de un tiempo libre y pensar, "............... (sobre los puntos iría una lisura/taco), si me hubiera traído las zapatillas"

Mi experiencia al respecto del trote en los viajes es que no se deben forzar algunas cosas y, en el caso de un viaje de trabajo, priorizar el objetivo profesional es lo que corresponde. Eso si, con una mínima planificación se puede encontrar un hueco en el que practicar nuestro deporte. No es conveniente generarse tensión porque pasó el día y no corrimos.

Respecto a donde correr, calle u hotel. Quizás aquí las experiencias de cada uno sean diferentes y, obviamente, el organismo también lo es y responde de forma diferente a las condiciones climáticas o de entorno. Hace unos años viajé a España en el mes de enero (mucho, mucho frío...). Las últimas semanas había entrenado en Lima, donde se disfrutaba de un rico verano. Supuse que, abrigándome mucho, no tendría ningún problema, podría entrenar y no perdería mi ritmo durante las vacaciones. Una y no más.....El resultado fue que perdí el ritmo, el tono y no se cuantas cosas más pues dejé de correr unos 10 días a consecuencia del descomunal gripazo que me agarré. Iba bien abrigado, si, pero mi organismo rechazó el aire gélido que respiraba mientras trotaba. Me tocó hacer mis 12 horas de viaje de regreso a Lima en ese estado de congestión integral y, ese penoso recuerdo, siempre me orienta acerca de lo que no debo hacer. En consecuencia, cuando paso de un clima caluroso o templado a otro frío, entreno en el hotel o me dedico a los estiramientos o, también como excelente opción, camino por la ciudad muy bien abrigado.

Por el contrario, cuando viajas a un clima similar al de donde entrenas habitualmente el dilema es si correr en la calle o a cubierto. Si conoces las calles y hay garantías con la seguridad, adelante. Claro, te puede pasar lo que a mi me pasó en Fortaleza, Brasil. Salí a correr al anochecer con un clima espectacular y a los 20 minutos se me vino encima una tromba de agua que me hizo dudar si entrenaba carrera o nado. Es bueno revisar las condiciones del clima donde viajas para no encontrarse con sorpresas.

En resumen, después de varias experiencias y salvo que conozca muy bien el lugar donde viajo y el clima sea favorecedor, yo prefiero correr en el gimnasio del hotel. Y si no hay, descansar unos días siempre lo agradece el organismo.

Feliz Día!!!

Raul Baltar