21 de septiembre de 2013

¿No es acaso demasiada comida?

Interesante. Muy interesante ha sido la visita de Juan Carlos Cubeiro a Venezuela durante esta semana. Múltiples actividades descritas en su blog y, entre ellas, la fortuna de contar con su presencia en Banco Exterior unas valiosas horas gracias a los buenos oficios de Nelson Ríos, Presidente de Congresis. Juan Carlos y yo somos licenciados en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid en el año 1987 y, desde entonces, no nos veíamos. Muchos años y distancia que, a juzgar por lo vivido en esta visita, no han hecho más que acercarnos intelectualmente.

Excelente la presentación y fantástico el diálogo con parte del equipo ejecutivo de Banco Exterior. Juan Carlos nos habló de liderazgo, de talento y de la capacidad de influir con ese talento. Nos habló también de los paradigmas que encierran a los ejecutivos (personas) en sus cajas particulares, con una zona de confort perfectamente amueblada y, finalmente, permitida por la empresa.  

Es el caso del paradigma de la abundancia. Tan absurdo como ineficiente y poco solidario. ¿Cuanto más mejor? No necesariamente. Hace unas semanas tuve la oportunidad de comer con mi familia en un restaurante de Lima. La calidad, excelente. El servicio, de primera. Los espacios, maravillosos. Los platos, deliciosos. Sólo un pero. Uno sólo. Nos sirvieron más comida a cada uno de nosotros, incluyendo a nuestra hija de 4 años, de la que necesitaríamos para dos días de un apetito desmesurado. Ese desafío es tan absurdo para el restaurante como para el que se sienta a comer. ¿Por qué no servir a cada cual según su necesidad? Nada que afecte al entorno, al servicio o a la calidad de los alimentos se vería afectado por ello. ¿Que sobre la comida no es acaso el síntoma de algún problema? Pero aún más chocante es observar como la mayor parte de los platos en las mesas vecinas se vaciaba sin ningún problema. ¿Cuidar el planeta? Y ¿por qué no comenzar por cuidarse uno mismo?

La lógica de que cuanto más mejor, no es aplicable como una máxima indiscutible. Leía hace unos días una intervención de José María Alvarez- Pallete, CEO de Telefónica, en la que expresaba que "las operadoras debemos ver el mundo de otra forma" Es sensato lo que dice Alvarez-Pallete y personalmente estoy de acuerdo porque pienso exactamente lo mismo de los Bancos, mi área de influencia.

Comer tanto que sea necesario compensarlo con una pastilla para combatir la pesadez de estómago no parece muy responsable. La solución en una empresa tampoco pareciera residir en comprar  las mejores y más caras herramientas sencillamente porque tienes la capacidad económica de hacerlo (abundancia). Ante los paradigmas resulta una fantástica solución el desarrollo del talento con capacidad para influir. Quizás así alguien le pueda decir que las raciones son excesivas y que eso debe ser corregido. Se trata, nada más y nada menos, que de romper el paradigma de la abundancia. 

Pero los paradigmas deben ser amenazados y, como decía Steve Jobs, "si quieres contratar a gente maravillosa que trabaje contigo debes dejarle tomar decisiones. Si no lo haces se cansarán y se irán"


Raúl Baltar

4 comentarios:

  1. Excelente visión. Tu dices, "¿Por qué no servir a cada cual según su necesidad? " Igual es la necesidad de hacer. Si alguien es de confianza, de un cargo superior y brillante, debería poder decidir hasta donde quiere dar y construir.

    Si puedes, me encantaría me leyeras de vez en cuando,te va a interesar lo que escribo.
    Alberto Lindner

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    1. Hola Alberto. ¿Tienes un blog?

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    2. Si Raúl, es FacilityManager,
      http://facilitymanager.blogspot.com/
      saludos,
      Alberto

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  2. Extraordinaria visión del tema Sr Raul, como usted bien lo dice se debe romper con el Paradigma de la abundancia y por el contrario debemos conectarnos con el paradigma de la eficiencia, muchas veces los Ejecutivos y Lideres de nuestras organizaciones se sumergen en una zona de confort en ese sentido, zona de donde resulta difícil salir ya qud es como un sillón muy cómodo del se resisten a levantarse.

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