29 de diciembre de 2011

Euler, los artesanos de la solución y la búsqueda de la segunda derivada...

Si le pregunto acerca de algunos suizos famosos seguro que le vendrá a la mente Roger Federer, el mejor jugador de tenis de todos los tiempos (al menos a mi juicio) o Leonhard Euler, uno de los mejores matemáticos de la historia que, entre otros logros, definió en el siglo XVIII la constante matemática definida como número e. Además de la precisión "matemática" de los golpes de Federer, hay algo más que une a ambos personajes. Ambos nacieron en Basilea, una tranquila ciudad a orillas del Rin. 

No es ninguna novedad para usted que la crisis económica y financiera se ha traducido en los últimos tiempos en un énfasis muy especial sobre determinados aspectos de control de las entidades financieras. Los organismos reguladores y las agencias de rating están aplicando una vigilancia muy estrecha a ciertas variables. La esencia de esa vigilancia nace también a orillas del Rin bautizada como Acuerdos de Basilea, cuando se definieron una serie de elementos de control y regulación a ser aplicados por las instituciones financieras en el mundo. Cada país ha sido autónomo en cuanto a su aplicación y los calendarios establecidos para la misma, aunque es cierto que la complejidad de esa regulación la convirtió en su propio enemigo. Así, si bien es cierto que Basilea II ha sido sometida a no pocas críticas aduciendo que los Organos Reguladores no pudieron evitar la crisis (ni siquiera la imaginaron), no es menos cierto que los países que no siguieron la metodología de Basilea han afrontado probablemente una peor situación. Y si no, para muestra un botón: sigo habitualmente un blog llamado CalculatedRISK (que recomiendo) que suele publicar un post que titula Bank Failure donde actualiza la lista de bancos quebrados en Estados Unidos desde hace tres años. La lista es dolorosa, interminable, la puede contrastar también en la web del FDIC y debiera ser una llamada de atención a considerar, con sus limitaciones, la nueva versión: Basilea III. 

Basilea II ya establece la existencia de Tres Pilares fundamentales en la regulación. El primero de los pilares engloba un concepto del que quiero llamar aquí su atención: el riesgo operacional. Ello me llevará a mi reflexión final, pero comienzo por decir que el riesgo operacional se define como el riesgo de pérdida derivada de fraude, actividades no autorizadas, error, omisión, ineficiencia, fallo en los sistemas o eventos externos. Es decir, casi imposible de medir con exactitud. Aún así se consideran básicas la detección y protección de posiciones clave en la organización como parte del trabajo a realizar. En la página web del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea se pueden encontrar todas las referencias acerca del riesgo operacional y otros aspectos que le resulten de interés y ofrezco también como referencias la propia página del Banco de España y la web de la  Superintendencia de Bancos del Perú, posiblemente el Regulador Latinoamericano más avanzado en este aspecto.

Hablar de detección y protección de posiciones clave ¿Qué significa? Supone que existe un riesgo para la organización si no hay un relevo, en determinadas posiciones, que disponga de la misma experiencia y formación que el titular de la misma. No es que esté frontalmente en desacuerdo con una lógica tan aplastante como la anterior ¡claro que no! Pero..... ¿Significa eso tener duplicadas un número considerable de posiciones de la organización? Por supuesto que no, pero una recomendación de esa naturaleza para una organización sin la madurez adecuada es realmente complicada de definir, porque.....¿cuál es una posición clave?

Usted puede encontrarse que, ante un problema en la empresa, existe una contestación de alguien (casi siempre los mismos) del tipo:

- ¡¡Tranquilo, yo me ocupo.....!!

¿Es clave una persona como la anterior, que soluciona todo? O, más bien, ¿es clave la posición que ocupa ese profesional? Aunque parezca mentira, se corre el riesgo de confundir posiciones claves, con una suerte de artesanos de la solución de problemas que llegan a parecer esenciales para el funcionamiento de la organización. Mi recomendación es  que, antes de definir posiciones clave en la organización, debe realizarse un análisis profundo de las responsabilidades asignadas a las personas que ostentan las mismas y a su forma de trabajar.
Difiero en que el indicador de riesgo operativo se tiña de color rojo en una institución si es que no hay un relevo para puestos críticos. Sobre todo porque soy un enemigo de que existan "puestos críticos". La mayor de las eficiencias y seguridades que se pueden generar es la de "construir" un equipo multifuncional y unos procesos conocidos, documentados y transferibles. La existencia de "artesanos de la solución" puede ser un impedimento a la mejora, a la eficiencia y, definitivamente, al control adecuado.

Le sugiero que, cuando se encuentre un problema, se convierta por un momento en el matemático Euler, respire profundo ante la presión de tener una solución inmediata (que rápidamente le pueden ofrecer) y formule la segunda derivada de la ecuación. La garantía de seguridad no está en tener un equipo Swat que afronta los riesgos y siempre soluciona. La seguridad está en profundizar, derivar hasta llegar al origen de los problemas, comprenderlos y erradicarlos en su raíz. De esa manera, los artesanos de la solución podrán dedicar su sin duda excepcional habilidad y profesionalismo a la mejora de la eficiencia y productividad de la empresa.

Raúl Baltar

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